• Expertos estiman que del total de gimnasios en Poza Rica, el cincuenta por ciento cumple con las normas que exige una escuela certificadora nacional e internacional.
• Las consecuencias de caer en manos de supuestos entrenadores es la salud, las lesiones son signo del mal trabajo de un asesor.
Lidia López/Poza Rica
Los gimnasios en México se convierten en un gran negocio para el sector privado, pero lo lamentable es contratar a personas que no cuenten con certificaciones que avalen estar preparado para realizar esa profesión y las consecuencias las paga el usuario con problemas de salud.
De acuerdo con entrevistas realizadas a profesionales del mundo fitness en Poza Rica, se cuentan con dos vertientes en este mundo deportivo que este encargado de ayudar a mejorar la condición física y la estructura muscular de personas de distintas edades, sea a través de un gimnasio con pesas y otro con rutinas creadas.
En el caso de Salomé López de K-Sport, advierte que toda persona puede estar en riesgo de caer en manos de supuestos couchs y para ello es importante que cada entrenador muestre o compruebe su curriculum profesional donde una escuela de fitness le avale, ya que también hay niveles y categorías que clasifica a los expertos de esta rama deportiva.
Se destaca que también hay otra confusión con los competidores que logran triunfos en su rendimiento, pero consideran que pueden ser entrenadores y solo por su experiencia personal es que deciden asesorar, lo cual puede ser un riesgo.
Otro de los problemas que enfrentan los verdaderos entrenadores es la competencia desleal con los llamados “influencers”, que se colocan ante una cámara y aseguran que con tal ejercicio pueden reducir de peso, eso es considerado como un entrenamiento “fácil y barato” de quien solo crea contenido digital y como usuario desconoces si realmente es una persona especializada.
Cabe mencionar que todo entrenador profesional sabe que cada persona no puede realizar cualquier rutina, ya que la estructura muscular y corporal no es la misma y se debe diseñar un programa especializado con estrategias que sean efectivas, porque cada caso es diferente.
También se destaca que en el mundo fitness también se puede caer en manos de quienes venden rutinas y planes nutricionales a bajo costo, lo cual puede ser peligroso ante riesgos de salud ya que el certificador fitness debe realizar un estudio previo de su asesorado para que se logren los objetivos.
Así también lo hay para quien decide cobrar hasta mil 700 pesos por diversos servicios dentro de un gimnasio, planes de nutrición, suplementos, productos que supuestamente pueden ser coadyuvantes según la necesidad de su cliente. Pero en su punto de vista, son precios elevados que superan el salario mínimo para que una persona tenga el servicio a su alcance y logre la meta de una mejor calidad de vida.
Según expertos, en Poza Rica apenas el 50 por ciento de los gimnasios cumplen con las normas que regulan a los profesionales del entrenamiento físico, ya que hay diversos sectores de la sociedad que se deben atender, sea personas en edad joven o bien a adultos mayores, quienes realizan exclusivamente rutinas de bajo impacto. El couch debe conocer las distintas especialidades que puede brindar.
“No se pueden formar entrenadores con dos o tres cursos de un día. No todos son malos pero hay casos en los cuales los alumnos se quejan de su entrenador porque tenia una carga de trabajo y no le atendió o bien porque se concentró en atender asuntos personales en su celular que vigilar que cumpla con su rutina.
El precio de un mal entrenamiento físico tiene diversas consecuencias por no atender a un experto que deba conocer un proceso metabólico de su asesorado. Las lesiones son una de las principales señales que una persona refleja su mala experiencia, desde el cruce de ligamentos, torsiones, lesiones de rodillas, tendinitis, entre otras secuelas.
“Hemos atendido a personas que nos dicen no puedo hacer trampolín porque mis rodillas están dañadas y le dije al entrenador y no supo cómo ayudarme, me dijo que fuera con fisioterapeuta. Eso ocurre porque los entrenamientos deben ser estructurados porque cada persona es diferente”.